En Chile , tener éxito en los negocios es una tarea que en la mayoría de los casos lleva años de arduo trabajo. Perseverancia fue el factor decisivo al momento de desarrollar el proyecto que hace cuatro años se propuso la familia Figueroa. Esta es la historia de quienes en la actualidad poseen un mini monopolio en el Barrio Bellavista.
Por Nicole Febrero
Era un sábado de junio del 2002. Llovía y en el aire se sentía el frío invernal, cuando en pleno barrio Bellavista comenzaba a instalarse el primer proyecto autónomo de la familia Figueroa. Proveniente de la comuna de Maipú , este clan compuesto por Marcos Figueroa , su esposa Ana del Carmen Caneo y sus tres hijos, Paulina, Marcos y Rodrigo se disponían a vender sopaipillas mientras se hacían el tiempo para ordenar sus pertenencias en la casona que acaban de arrendar, ubicada a los pies del cerro San Cristóbal.
Aquella mañana de invierno, más de alguna pregunta se hacían los vecinos. ¿Quiénes eran estas personas? ¿De dónde venían? ¿Qué local instalarían en el antiguo y peligroso Barrio Bellavista?
Bueno el cerebro de este proyecto era Marcos Figueroa, un hombre de 43 años. Había estudiado dirección y producción de televisión y se desempeñaba como camarógrafo de Canal 13 hace más de dieciséis años. Al asumir Rodrigo Jordán como director ejecutivo de Canal 13, en agosto de 1998, una de sus primeras medidas fue la reestructuración del personal. Fue en ese momento cuando Figueroa supo que sería parte de la lista de los futuros despedidos y ahí, junto con su esposa, la en ese entonces cesante ingeniera civil, decidieron inspeccionar en el mundo de los negocios, proponiéndose como meta estar cuatro años trabajando arduamente para alcanzar la estabilidad económica que gozan actualmente.
Fue así como poco a poco el primer negocio, dedicado al rubro de la amasandería , fue creciendo y dio paso al segundo local, un restaurante especializado en colaciones a la hora de almuerzo. Ya con dos en su poder, el patriarca continúo instalando otra amasandería, que además cumplía la función de restaurante, pastelería y asaduría de aves. Ésta en la actualidad, es considerada la sucursal de la familia, principalmente debido a que abarca toda la esquina de la calle Arzobispo con Bellavista. El año 2004 crearon una verdulería y este año, específicamente en el mes de julio, la familia inauguró el quinto negocio.
En la actualidad, con el fin de mantener los que en estos cuatro años han construido, los Figueroa siguen trabajando con la garra y el empuje que los ha caracterizado desde sus inicios. Esto queda reflejado en los tres hijos de la familia, quienes con 19, 16 y 12 años de edad, realizan durante vacaciones, feriados y fines de semana , diferentes labores en los cinco locales.Y claro siguen la teoría del padre: “si la familia coopera y trabaja junta, todo se puede”.